Velad y orad, para que no entréis en tentación;
el espíritu a la verdad está dispuesto, pero la carne es débil. Mateo 26:41
¿Has considerado el altísimo precio que hay que pagar por vivir una vida falta de oración? Considera por un momento el caso de un predicador de mucho éxito, que, inesperadamente para sus seguidores, cayó víctima del pecado del adulterio. Cuando se le preguntó cuál había sido la razón de su poco edificante conducta, contestó: «Todo comenzó cuando descuidé mi vida de oración». Todo el mundo tiene que pagar un alto precio cuando permite que la oración no sea prioritaria en su vida.
Cuando la oración no es algo esencial en nuestra vida, perdemos la preciosa oportunidad de pasar tiempo a solas con el Señor. En tal situación, se experimenta un vacío en el corazón, acompañado de un extraño sentido de intranquilidad e inseguridad y zozobra. En cambio, cuando vivimos una vida de mucha oración, el peso de las cargas se aligera enormemente, pues es quitado de nuestros hombros por la mano poderosa del Altísimo.
Cuando la oración no es algo esencial en nuestra vida, perdemos la preciosa oportunidad de pasar tiempo a solas con el Señor. En tal situación, se experimenta un vacío en el corazón, acompañado de un extraño sentido de intranquilidad e inseguridad y zozobra. En cambio, cuando vivimos una vida de mucha oración, el peso de las cargas se aligera enormemente, pues es quitado de nuestros hombros por la mano poderosa del Altísimo.
Si la oración es tan vital como el aire que respiramos, si la oración es considerada el aliento del alma, ¿por qué hay tantísimas personas que eligen orar tan poco? La triste realidad es que muchos se han acostumbrado a vivir vidas débiles y fracasadas, y a aceptar el funesto error de que no necesitan de la oración. Como consecuencia de cultivar un estilo de vida semejante, ponen toda su confianza en ellos mismos, en sus recursos y en su propia capacidad, en lugar de ponerla en Dios y en su omnipotencia. Así se vuelven vulnerables y corren el riesgo cierto de que les sobrevenga un desastre.
¿Cuál es la solución para evitar una vida pobre en lo que respecta a la oración? La solución se encuentra en dar una alta prioridad al compañerismo y a la comunión con nuestro Señor. Después de todo, necesitamos mantener nuestro compañerismo con Dios para escuchar su voz y conocer su voluntad para nuestra vida.
Si has permitido que ciertas cosas se interpongan entre tú y tu Padre celestial, si has permitido que algún pecado destruya tu vida de oración, confiésalo a él hoy. Cuando de nuevo revitalices tu vida de oración, que es la clave de toda victoria y la antesala de toda vida poderosa, serás capaz de experimentar las bendiciones del cielo, y tu vida cristiana será saludable.
Que Dios te bendiga
Diciembre 20
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"El mundo no es malo por quienes hacen cosas malas, sino porque el resto se sientan a observar" Albert Einstein
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“Hacedtodo el bien que esté a vuestro alcance, pero sin ostentación; lavioleta aunque esté escondida, se descubre por su fragancia”. San Juan Bosco
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"La oración es el trabajo del alma, y el trabajo es la oración del cuerpo.
Reza consciente de que todo te viene de Dios y trabaja como si todo dependiera de ti... pero que todo tu trabajo se convierta en oración y que tu oración te cueste trabajo"
Alicia Bombino Lumpuy
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