martes, 29 de diciembre de 2009

MONICIONES PARA LA SOLEMNIDAD DE SANTA MARIA MADRE DE DIOS Y EPIFANIA DEL SEÑOR...

Moniciones para la Solemnidad de Santa María, Madre de Dios -

Moniciones para la Misa.
Autor: P. Domingo Vásquez Morales 

Solemnidad de Santa María, Madre de Dios

Monición de entrada:

Son varias las ideas que enriquecen este día dentro del tiempo litúrgico navideño en que celebramos el misterio de la Encarnación del Hijo de Dios: Octava de Navidad, circuncisión y nombre de Jesús, maternidad divina de María, jornada mundial de la paz y comienzo del año civil. La liturgia nos presenta hoy a la Madre de Dios en esta fiesta que desde el siglo quinto fue la primera fiesta mariana de la Iglesia. Por su “SI” a la voluntad de Dios, María dio a la luz a la fuente de la gracia. Por lo tanto ella es Madre de Dios y Madre de la Iglesia. Ella es símbolo de la comunidad cristiana, en donde los creyentes, encontramos a Cristo. Expresemos nuestra fe cantando, para recibir a los ministros de esta Eucaristía.

Primera lectura: Num 6, 22-27 (Fórmula de bendición sobre el pueblo israelita)

La presencia de Dios en el Antiguo Testamento fue asociada con su Nombre invocada en Bendición. Estamos bendecidos con la presencia de Cristo entre nosotros. Escuchemos la bendición de Aarón que se nos presenta en la esta lectura.

Segunda lectura: Gál 4, 4-7 (Dios envió a su Hijo, nacido de una mujer)

El relato de la Navidad no es simplemente algo sentimental. Dios Padre envió a su Hijo para que podamos ser Hijos de Dios. Cristo nació de María para liberarnos y salvarnos. Escuchemos esta corta lectura en donde San Pablo habla de la Virgen María.

Tercera lectura: Lc 2, 16-21 (A los ocho días le pusieron por nombre Jesús)

En el siguiente texto evangélico vemos cómo María guardaba en su corazón todas las cosas del nacimiento de su Hijo. La Solemnidad de la Maternidad de María, fijada el día primero de enero, está destinada a celebrar la parte que tuvo María en el misterio de la salvación y a exaltar la singular dignidad de que goza la Madre Santa, por la cual merecimos recibir al Autor de la vida. Nos ponemos de pie para cantar el Aleluya antes de escuchar la proclamación del Evangelio.

Oraciones de los fieles

1. Por la Santa Iglesia de Dios: para que al celebrar las fiestas de Navidad, todos sus fieles renazcan a una vida de justicia, de libertad, de amor y de paz. Roguemos al Señor.

2. Por todas las naciones del mundo: para en este nuevo año reine la paz y la justicia. Roguemos al Señor.

3. Por los hijos y los padres: para que aprendan a escucharse los unos a los otros. Roguemos al Señor.

4. Por todos los que en otros años celebraban con nosotros estas santas fiestas y han partido de este mundo: para que en el Reino eterno contemplen el rostro de Cristo. Roguemos al Señor.

5. Por todos nosotros aquí reunidos: para que seamos fieles a Cristo y a nuestro compromiso cristiano durante este nuevo año. Roguemos al Señor.

Exhortación Final

En verdad eres digno de toda bendición, Señor Dios Padre,
porque nos diste como madre a María la Madre de Jesús.
Ella impulsó el nacimiento de tu pueblo, la Iglesia,
al soplo potente del Espíritu en la mañana de Pentecostés;
y en medio de la comunidad de hermanos alentó ndesmayable
la difícil esperanza del Reino en el mundo de los hombres.

Derrama hoy, Señor, la fuerza irresistible del Espíritu
que fecundó a Santa María Virgen y afianzó los primeros pasos
de la Iglesia, para que no mueran en nuestras manos
las causas encendidas de tu Espíritu, sino que reflejemos
el empuje misionero de la primera comunidad cristiana.

Amén...

(Tomado de B. Caballero: La Palabra cada Domingo, San Pablo, España, 1993, p. 238)
 

Moniciones para la Fiesta de la Epifanía del Señor
Moniciones para la Misa.   
 Autor: P. Domingo Vásquez Morales 
 
Fiesta de la Epifanía del Señor

Entrada:

En esta fiesta de hoy, celebramos la manifestación de Jesús. Es la fiesta de la luz que nos ilumina y de regalos porque hemos recibido el don más precioso: Jesucristo mismo. En esta celebración, unidos a todos los hombres, caminemos como un solo pueblo hacia el reconocimiento de Jesús como el Salvador. Expresemos nuestra alegría cantando con ánimo…

Primera lectura: Is 60, 1-6 (La gloria del Señor amanece sobre ti)

Isaías proclama con gran exaltación la Buena Nueva a las gentes que andaban en la oscuridad. Una luz brilla; la gloria de Dios aparece. Cristo es esta estrella radiante de la mañana que nos guía en la vida. Él vino al mundo para que lleguemos hasta él. Escuchemos esta primera lectura.

Segunda lectura: Ef 3, 2-3a.5-6 (También los gentiles son coherederos)

San Pablo, en la carta a los efesios, nos habla de la gracia que Dios nos ha dado. Por nuestro bautismo somos coherederos y copartícipes de la promesa de Dios. Nosotros sentimos alegría ya que en Cristo somos un pueblo de reyes, pueblo sacerdotal, una asamblea santa.

Tercera lectura: Mt 2, 1-12 (Venimos de Oriente para adora al Rey)

El siguiente relato es muy conocido por todos nosotros. Los magos buscan con plena sinceridad a Cristo para ofrecerle sus riquezas, su fe, su amor y ofrecerse a sí mismos. Estamos invitados a encontrar a Cristo en este Evangelio y en la eucaristía. Antes de la proclamación del Evangelio nos ponemos de pie, para entonar el Aleluya.

Oraciones de los fieles

1. Por la Iglesia, nuestra madre: para que haga resplandecer ante los pueblos la luz del Evangelio. Roguemos al Señor.

2. Por todos los niños: para que ellos gocen hoy y siempre de un sincero amor familiar. Roguemos al Señor.

3. Por todos nosotros aquí reunidos: para que vivamos abiertos a los signos de los tiempos y respondamos con prontitud a la llamada de Dios y de nuestros hermanos, especialmente los más pobres. Roguemos al Señor.

4. Por nuestro país (se dice el nombre) y todos sus habitantes: para que hoy llegue la luz de Cristo a cada hogar. Roguemos al Señor.

5. Por nuestras comunidades: para que reciban los dones del Señor. Roguemos al Señor.

Exhortación final

Es justo bendecirte y darte gracias, Dios Padre nuestro,
Entre otras muchas, por estas cuatro razones fundamentales:
Porque Cristo, tu Hijo y nuestro hermano, plantó su tienda
En nuestro campamento humano, haciéndonos presente tu rostro;
Porque hoy has revelado a Cristo, para luz de los pueblos,
Tu oferta de salvación universal para todos los hombres;
Porque al manifestarse Jesús en nuestra carne mortal
Nos hace partícipes de su inmortalidad bienaventurada;
Y finalmente porque así has elevado y dignificado tanto
Nuestra naturaleza que nos concedes tu filiación adoptiva.
Por todo ello y por tantos detalles, ¡gracias, Señor!

Amén...

(Tomado de B. Caballero: La Palabra cada Domingo, San Pablo, España, 1993, p. 244)


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