PEQUEÑA ROSA BLANCA
Pequeña rosa blanca,
te cultivé con mis palabras
de afecto sincero:
oh, ¡cuánto te quiero!
te cultivé con mis palabras
de afecto sincero:
oh, ¡cuánto te quiero!
Pequeñita mía,
amada mía,
rosa blanca y perfumada además,
gracias por darme la paz.
amada mía,
rosa blanca y perfumada además,
gracias por darme la paz.
Ni lo sabías, ni lo sabes,
y quizás ni lo sabrás.
O quizás un día te lo llegue a contar.
y quizás ni lo sabrás.
O quizás un día te lo llegue a contar.
Y decirte, rosa mía,
que sin tu saberlo,
ese día te amé y quise amarte,
te cuidé y quiero siempre cuidarte.
Tu belleza reside en tu pureza,
pureza de alma y física,
pureza de intención.
pureza de alma y física,
pureza de intención.
Pequeña rosa blanca,
¡has crecido tánto, dentro de mi corazón!
¡has crecido tánto, dentro de mi corazón!
Te amo, te amo; mi amor.
Autora: Sra. María Durán de Bellido
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