sábado, 13 de septiembre de 2014

LA CERILLA Y LOS MUÑECOS

Había una vez un niño que tenía dos pequeños muñecos muy traviesos. 

Un día, los muñecos vieron una preciosa caja de cerillas en la cocina, y fueron a cogerlas, a pesar de que sabían que no era un juguete y que podían ser peligrosas. 

Los dos muñequitos aprovecharon un despiste del niño para coger rápidamente una cerilla y esconderse en el coche en el que viajaban siempre con el niño. 

Luego el niño salió al patio con el coche, pero una vez allí, un extremo de la cerilla salío por la ventanilla, rozó la piedra y se encendió, y el coche se puso a arder. 

Afortunadamente, la mamá del niño estaba cerca y pudo apagar el fuego rápidamente, pero no pudo salvar una parte del coche y de los muñecos, que resultaron quemados y reblandecidos hasta fundirse, de forma que los muñecos ya nunca más pudieron salir del coche. El niño se llevó un susto enorme, y comprendió por qué su mamá no le dejaba jugar con las cerillas y otras cosas.
 
Y allí quedaron atrapados aquellos muñecos para siempre, y cuando ven que el niño va a hacer algo peligroso, se ponen a llamar la atención para que al verles, recuerde el gran susto de la cerilla.
P. P. S.
¡A veces nos parece que la vida se vive al revés!  Siendo jóvenes y con una perspectiva limitada, tenemos que tomar aquellas inmensas decisiones que moldearán el resto de nuestros años.  Pero podemos y seremos sabios, si aprendemos de quienes han adquirido entendimiento de las experiencias de la vida.

 Pr. 2,2 Da oído a la sabiduría, inclina tu corazón al entendimiento. 
Pr. 14,29 El lento para la ira tiene gran prudencia, Pero el que es irascible ensalza la necedad.

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