ÁNGEL DE LA GUARDA
También
llamados custodios son los encargados de velar y de cuidar en todo
momento de la persona a quien han sido designados como sus protectores.
~S.V.~
Todos
los hombres, desde que nacemos, tenemos un Ángel de la Guarda, un Ángel
Custodio, que cuida de nosotros durante todo el tiempo que vivimos en
la tierra y nos acompaña más allá de la tierra.
Es
necesario que tengamos mucha confianza en este espíritu celestial que
Dios nos ha asignado, porque si estuviéramos solos frente al demonio, la
lucha sería desigual, pues los demonios, por ser ángeles caídos, son
muy superiores a los hombres; es por eso que Dios ha puesto a nuestro
lado un ángel que nos ayude a combatir contra las fuerzas del mal y así
la lucha está equilibrada.
Ahora
bien, el Ángel de la Guarda interviene en la medida en que solicitamos
que lo haga. Si nosotros nos quedamos callados y no lo invocamos, él no
puede intervenir todo lo que quisiera para llevarnos por el buen camino.
En
estos tiempos en que nos acercamos a la venida del Reino de Dios a la
tierra, y en que la lucha del Cielo y el Infierno se hacen cada vez más
terribles, debemos acudir a nuestro Ángel Custodio lo más frecuentemente
posible, porque es la gran ayuda que el Señor nos ha puesto a nuestro
lado. Invoquémosle siempre con la siguiente oración: “Ángel de Dios, que
eres mi Custodio, ya que la Soberana Piedad me ha encomendado a ti,
ilumíname, guárdame, rígeme y gobiérname. Amén”. Entonces, si hacemos
así, estaremos siempre protegidos por este mensajero celestial y los
ataques del Maligno no podrán hacernos ningún daño.
Otra
buena práctica es rezarles a los Ángeles de la Guarda de las otras
personas, para que ellos predispongan los ánimos para el bien y lleven a
sus custodiados a cumplir la voluntad de Dios. Antes de hacer
apostolado o hablar a alguien de Dios y de las cosas de Dios, siempre es
bueno invocar a su Ángel Custodio para que lo prepare de la mejor
manera para recibir la Verdad.
Una
oración que seguramente nos han enseñado desde pequeños y que también
es muy recomendable usar, es la siguiente: “Ángel de mi Guarda, dulce
compañía, no me desampares ni de noche ni de día, hasta que descanse en
los brazos de Jesús, José y María”.
DIOS CONTIGO
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