Al alma culpable, oprimida bajo el peso de sus faltas, Jesús decía: “Confía, hijo, tus pecados te son perdonados”.
Tomado: De "El Libro de la Confianza", P. Raymond de Thomas de Saint Laurent
¡Cuántas
veces nos parece que no fuimos perdonados por Dios! Hemos cometido un
pecado muy grande, o muchos pecados gravísimos, o por lo menos así lo
creemos nosotros, y a pesar de habernos acercado varias veces a
confesarlos con el sacerdote y de recibir el perdón de ellos,
desconfiamos de Dios, creemos que no hemos sido perdonados, y seguimos
teniendo miedo y angustia.
Pero
Dios, cuando nos perdona los pecados, los destruye completamente y
somos nuevas criaturas, completamente limpias. Debemos tener confianza
en la Misericordia divina, que es infinitamente más grande que todos los
pecados de todos los hombres.
¿Hemos
cometido un pecado muy grave? Muy bien, eso está mal. Pero lo que está
peor es desconfiar del perdón de Dios, desconfiar de su Misericordia. Y
eso es lo que quiere el demonio, para llevarnos a la desesperación y
alejarnos así para siempre de Dios. No le demos el gusto y confiemos en
Jesús, que es la Bondad infinita y que le duele más la desconfianza que
el pecado más grave.
DIOS CONTIGO
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