jueves, 20 de marzo de 2014

EL EVANGELIO DE JUDAS

UNA FÁBULA PERNICIOSA
P. Jordi Rivero
Justo cuando los cristianos nos preparábamos para meditar la Pasión de Nuestro Señor en Semana Santa, surge la noticia del descubrimiento del "Evangelio de Judas", una versión de la Pasión que contradice lo esencial del verdadero Evangelio. ¿Casualidad? Parece extraño cuando se considera que el texto fue descubierto hace mas de dos décadas.
¿Como se explica que algunos medios que se mantienen escépticos hacia todo lo que sea cristiano, sin embargo, no muestran reservas hacia el "Evangelio de Judas"? 
Se trata de un texto gnóstico y los gnósticos no son cristianos. Los católicos tenemos fundamentos para creer que los libros de la Biblia son Palabra de Dios y distinguirlos de otros textos.
San Mateo no deja duda de que Judas traicionó a Jesús: «¿Qué queréis darme, y yo os lo entregaré?» Ellos le asignaron treinta monedas de plata. Y desde ese momento andaba buscando una oportunidad para entregarle. Mt. 26.14-16
"El Hijo del hombre se va, como está escrito de él, pero ¡ay de aquel por quien el Hijo del hombre es entregado! ¡Más le valdría a ese hombre no haber nacido!»  Entonces preguntó Judas, el que iba a entregarle: «¿Soy yo acaso, Rabbí?» Dícele: «Sí, tú lo has dicho.»  -Mateo 26,24-25




El Evangelio de Judas, supuestamente empleado por gnósticos cainitas, fue compuesto entre los años 139 y 150, pero desapareció por muchos siglos, hasta que en 1970 fue redescubierto en Egipto, y posteriormente traducido, ya que estaba en copto. Dentro de este texto apócrifo, Judas Iscariote no es un traidor, sino que es el discípulo predilecto de Jesús. Así, no entrega a Jesucristo por deslealtad, sino por un plan previamente trazado por él (Jesús) mismo. A diferencia de los evangelios canónicos, el Evangelio de Judas nos presenta a un Jesús desenfadado, que se ríe con relativa frecuencia; como, por ejemplo, en el polémico episodio de la última cena, donde estalla en carcajadas cuando parten el pan en su honor, ya que él solía decir “vuestro Dios” cuando se refería a la concepción de Dios de sus discípulos, puesto que consideraba que en cierta manera eran idólatras, no por maldad sino por una ignorancia que los impulsaba a adorar al falso dios creador del mundo, cosa que, a su parecer, estaban haciendo en ese momento, cuando partían el pan en honor a él y al falso Dios que adoraban. Dice al respecto el Evangelio de Judas (36, 19-37, 3): ‹‹”Señor, ¿cuál es la gran generación que es superior a nosotros y más santa que nosotros […]?”. Y cuando oyó esto, Jesús se rió y les dijo: “¿Por qué pensáis en vuestros corazones sobre la generación fuerte y santa? En verdad os digo, ninguno nacido de este eón verá a esta generación”››
 
El texto del Evangelio de Judas es un relato de unas doscientas cincuenta líneas, del ancho aproximado de un folio, que se encuentra en un códice de 66 páginas, más de un tercio del cual es ilegible, y que contiene otras tres obras. Dos de ellas (el Primer Apocalipsis de Santiago, y la Epístola a Felipe, atribuida a San Pedro) son obras gnósticas ya conocidas por los hallazgos de Nag Hammadi. La tercera es un fragmento de un texto desconocido, titulado provisionalmente Libro de Alógenes. Todos los textos están escritos en el dialecto sahídico del idioma copto, aunque es una traducción de un original griego. Mediante varios métodos, entre ellos el del carbono-14, el códice ha sido datado entre los años 220 y 340.

El papiro se encuentra deteriorado: algunas partes del texto se han perdido y otras se conservan sólo fragmentariamente. 26 de las 66 páginas corresponden al Evangelio de Judas. La parte que ha podido ser traducida comienza indicando que se trata de las revelaciones que Jesús hizo a Judas Iscariote, en conversación privada, tres días antes de la Pascua. Escrito en tercera persona, el texto es un diálogo entre Jesús y sus discípulos, especialmente Judas, que aparece como el discípulo favorito de Jesús. Según este evangelio, Judas entregó a su maestro a los romanos siguiendo órdenes del propio Jesús, quien profetizó: "Tú serás el decimotercero, y serás maldito por generaciones, y vendrás para reinar sobre ellos" (página 47 del manuscrito).

El Jesús que presenta este Evangelio es desenfadado, se ríe con frecuencia de los malentendidos de los demás discípulos y de su devoción superficial. La inversión de la relación tradicional entre Jesús y Judas que plantea el texto es que Jesús le está agradecido a Judas y lo elogia: "Tú los superarás a todos ellos. Porque tú sacrificarás el hombre que me cubre (...). La estrella que indica el camino es tu estrella" (n. 56-57).

Al final, poco después de entrar en una nube luminosa, Judas "recibió algún dinero y se lo entregó a ellos". Jesús se lo agradece, ya que prepara el momento en que Jesús quedará liberado del cuerpo, lo que le permite regresar al "reino grande e ilimitado cuya inmensidad no ha visto ninguna generación de ángeles" (n. 47). El texto termina con Judas entregando a Jesús ante los sumos sacerdotes y no incluye ninguna mención de la crucifixión o de la resurrección.


 



 

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