AMOR INDULGENTE
Yo pensaba en mis faltas y
cómo podría corregirlas, cuando oí que Jesús me
dijo:
–Si tú no tuvieras faltas,
Yo te las daría. Lo importante es que tú Me ames siempre. Si tú Me amas, Yo no
veré ni me fijaré en tus faltas y pecados. El amor me ciega. Tú siempre estarás
imperfecta. ¡Si Yo esperara hasta que tú te limpiaras, Yo nunca podría
amarte!
“HÁGASE TU VOLUNTAD”
–Tú no debes querer nada, ni
vivir ni morir. Porque cuando tú deseas algo, esto no me permite hacer mi
voluntad en ti. ¡No! Ni siquiera tú debes querer ser una santa. Porque si tú
quieres la santidad, tú no la puedes alcanzar al grado en que Yo puedo
concedértela. Si tú no quieres nada, entonces mi voluntad obra en ti
completamente, porque Yo mismo soy la perfección y la santidad en ti. Puesto que
tú eres imperfecta y miserable creatura, tú no eres capaz de querer algo que sea
realmente perfecto, noble y santo. Es por esto que tú debes dejarme a Mí que
quiera en ti todas las cosas. Por eso di con frecuencia: “Hágase tu voluntad”.
Yo, el Hombre-Dios, hago lo mismo aún ahora.
Jesús entonces me enseñó a
no pensar en cómo convertirme a mí misma con mi propio esfuerzo. El esfuerzo
humano ata sus manos, pone límites a su libertad. Si Satanás ve que no puede
obtener un alma, para hacerlo usa su última arma: empieza a incitar en el alma
el deseo de un mayor grado de santidad. Con esto el alma empieza a concentrarse
en sí misma y no en Dios.
Si yo sé que estoy en estado
de gracia pero todavía me atormenta el pensamiento de mis pecados pasados, yo
debo decir: “¡Aléjate, Satanás! Ya sé que yo no soy nada, pero Jesús me ama como
soy”. Nosotros debemos correr a Jesús y pensar solamente en
Él.
“La
Victoriosa Reina del Mundo”
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