Lc 4,24-30
En aquel tiempo, Jesús dijo a la
gente reunida en la sinagoga de Nazaret: «En verdad os digo que ningún
profeta es bien recibido en su patria. Os digo de verdad: muchas viudas
había en Israel en los días de Elías, cuando se cerró el cielo por tres
años y seis meses, y hubo gran hambre en todo el país; y a ninguna de
ellas fue enviado Elías, sino a una mujer viuda de Sarepta de Sidón. Y
muchos leprosos había en Israel en tiempos del profeta Eliseo, y ninguno
de ellos fue purificado sino Naamán, el sirio».
Oyendo estas cosas, todos los de la sinagoga se llenaron de ira; y, levantándose, le arrojaron fuera de la ciudad, y le llevaron a una altura escarpada del monte sobre el cual estaba edificada su ciudad, para despeñarle. Pero Él, pasando por medio de ellos, se marchó.
Oyendo estas cosas, todos los de la sinagoga se llenaron de ira; y, levantándose, le arrojaron fuera de la ciudad, y le llevaron a una altura escarpada del monte sobre el cual estaba edificada su ciudad, para despeñarle. Pero Él, pasando por medio de ellos, se marchó.
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