miércoles, 19 de marzo de 2014

ORACIÓN DE CONTEMPLACIÓN


EJERCICIOS ESPIRITUALES
Ángel Moreno de Buenafuente


Tú puedes, Señor, entrar en mi cenáculo.
Tú puedes derramar tu paz en mi conciencia,
llenar mis ojos del alba luminosa,
calmar mis ansias en la noche oscura.

Tú puedes reclamar mi corazón,
hacerte centro y meta de mi búsqueda,
concentrar enteramente mis afectos,
saciar mi sed de gozo en las entrañas.

Tú puedes hacer fecundos mi nostalgia,
mi vigilia estéril y mi exilio vago.
Eres mi Señor, ejerce tu dominio,
Hazte presentir cercano junto a mis pasos.

Y escucho dentro

¿Por qué mendigas lo que tienes?
¿Por qué pides de aquello que te sobra?
¿No te sientes querido suficiente?
¿No te he demostrado el amor setenta veces?

¿Por qué no acallas tu discurso ensimismado?
¿Por qué no vuelves al recinto amigo?
¿No sabes que es allí donde la fiesta
se ha hecho vino y pan en el banquete?

Deja de lucubrar sobre tu vida,
y guarda, cual tesoro de tu alma
la certeza inamovible de mi abrazo,
mi presencia permanente en tus entrañas.

La gracia del perdón

No puedes detenerte en el pasado.
La corriente cristalina lava y corre.
Eres nuevo, en tu rostro se refleja
entrañable, amigo, Su semblante.

Eres hijo de Dios, reconciliado.
Eres seguidor de Jesús, llamado.
No es por ti, que tu nombre se pronuncie
en el sumario de los escogidos.

Sé consciente del mimo y la ternura,
de la renovada relación amiga,
de la inmutable opción de quien te quiere,
de la misión para siempre confiada.

Ríndete, no luches contra el “Viento”,
deja que en ti brille su sonrisa,
transparencia de gracia recibida,
refrescante lozanía y testimonio.

Hoy es Pascua, por dejar pasar la luz,
por convertir tu historia en perdonanza,
por creer más en Él que en tu pecado,
por saberte recreado nuevamente.

Sella gozoso y limpio la alianza.
Es posible el amor sin condiciones.
Tú eres el amado del regazo.
De ti depende confesar: “Te quiero”.

Adoración

Solo Tú y yo sabemos nuestras horas
frías, solas, íntimas, secretas.
Solo Tú y yo sabemos no fue pérdida
el tiempo en compañía, sin palabras.

Solo Tú y yo sabemos que el caudal,
en la espera, se hizo fuego.
Aunque el tramo parecía yermo,
transcurrió en la fe de tu presencia.

No hay estancia inútil ante tu mesa,
ni tiempo perdido ante tus ojos.
Hoy va por ti mi ofrenda en el silencio.
Sé que Tú actuarás por mí en mi carrera.

¡Que distinta es la noche centinela!
¡El alba alumbrada de tu paz radiante!
¡El camino compañero de tus pasos!
¡La cena, pan partido, hecho abrazo!

Hoy quiero rendir mi cuerpo y pensamiento.
Hoy quiero estrechar tu mano, auque esté herida,
y guardar muy dentro el rescoldo amigo,
el instante encendido de amor en lo más dentro.

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