NUEVO ESCENARIO DE LA GUERRA FRÍA CON UNA VENEZUELA FUERA DE CONTROL
Polarización impulsada desde la presidencia.
El momento internacional es muy difícil debido a la crisis en
Crimea. Una Venezuela fuera de control y agresiva es la gota que colma
el vaso para delinear el nuevo escenario de guerra fría. Las dos crisis,
una en Europa y otra en América, se están uniendo. Mientras los Estados
Unidos están amenazando con sanciones contra el gobierno de Caracas,
Rusia oficialmente vuelve a hablar del viejo proyecto: la apertura de
bases militares en Venezuela. Un nuevo empuje de la Guerra Fría.
Francisco y los obispos venezolanos
llaman al diálogo, pero desde el gobierno no se hace otra cosa que
inflamar la situación, porque parecería que la lógica del proyecto
chavista sigue siendo la polarización.
Fuente: La Nuova Bussola Quotidiana
REACCIONES DE LA IGLESIA
Con más de 20 muertos y más de 300 heridos, además de cerca de 1.500
detenciones (de acuerdo con un informe oficial, casi con toda seguridad
subinformado), la revuelta de Venezuela se está convirtiendo en uno de
los eventos más sangrientos de este traumático principio de 2014,
atrayendo la atención del Papa Francisco:
“Estoy siguiendo con especial preocupación lo que está sucediendo estos días en Venezuela – dijo el Papa el pasado 26 de Febrero -, sinceramente
espero que dejen pronto la violencia y la hostilidad, … se promueva la
reconciliación nacional a través del perdón mutuo y el diálogo sincero,
el respeto por la verdad y la justicia …. os aseguro mi constante y
ferviente oración, especialmente por aquellos que perdieron sus vidas en
la lucha y por sus familias, invito a todos los creyentes a elevar
súplicas a Dios, a la intercesión materna de Nuestra Señora de Coromoto,
para que el país encuentre fácilmente la paz y la armonía”.
Por su parte, el Arzobispo de Coro (Venezuela), Mons. Roberto
Luckert, se dirigió en un reciente comunicado al presidente del país,
Nicolás Maduro, indicándole que “no se puede dialogar con el puño cerrado”.
En un artículo titulado “Diálogo”, Mons. Luckert señaló que
“ante la situación angustiosa que vive
el país y el llamado que se hace de diferentes partes, particularmente
de la Conferencia Episcopal a dialogar, a poner en común las cosas por
la cual los jóvenes están protestando, es importante decirle al
Presidente de la República Nicolás Maduro, que no se puede dialogar con
el puño cerrado”.
“No se puede llamar al diálogo
insultando y descalificando, no se puede llamar al diálogo amenazando a
los interlocutores con los cuales se quiere conversar y buscar
soluciones”.
El Prelado indicó que
“es importante clarificarle tanto al
gobierno como la oposición que el dialogo es importante y para que haya
un coloquio constructivo entre las dos partes, lo primero que debe haber
es claridad, transparencia, ante todo”.
Y hace un llamado al presidente Maduro,
“Señor Presidente, llame al diálogo,
pero baje el puño. Baje el tono agresivo de su discurso, llame al
diálogo y entienda que usted es el Presidente de la República y que
tiene un gravísimo problema entre sus manos, porque los que protestan
pacíficamente tienen algo que ofertarle, algo que exigirle, algo que
usted tiene que resolver”.
“Recuerde que política es trabajar por el bien común de todos los venezolanos y esa es su gravísima obligación”.
El Prelado confesó además su preocupación de que luego de los
enfrentamientos se genere una nueva “lista Tascón”, como se conoce al
registro de firmantes de una planilla que buscaba el referendo
revocatorio de Hugo Chávez, en 2004. La oposición denunció en su momento
que esa lista era usada para tomar represalias contra los firmantes.
“Tengo la grave preocupación y se lo
quiero advertir de que al final de este enfrentamiento, que manifiesta
una gravísima enfermedad que padece el pueblo venezolano, no resulte una
nueva lista de Tascón, en la cual se descalifiquen a estos jóvenes que
han protestado pacíficamente y han protestado por cosas que son veraces
al sentimiento del gran pueblo venezolano”.
El Arzobispo venezolano advirtió su temor de que a estos jóvenes luego
“no les den la posibilidad de
estudiar, no les den la posibilidad de trabajar, y así como hoy está
vigente la lista de Tascón, se aumente esa agresiva y excluyente lista
con nuevos nombres acusándolos de sediciosos y de incómodos al gobierno”.
EL POR QUÉ DE LAS PROTESTAS
Las causas de las protestas contra el presidente, Nicolás Maduro, son
principalmente económicas, contra las políticas populistas del gobierno
bolivariano. Los jóvenes, especialmente, y las clases más
productivas, empiezan a pensar en que no tienen un futuro, que viven
bajo un Estado intrusivo y corrupto. También es una protesta contra la
violencia desenfrenada. Baste decir que 2013 terminó con cerca de 25 mil
asesinatos.
Iniciado en las zonas andinas, el levantamiento popular contra
Maduro, que fue alimentado inicialmente por los estudiantes, se ha
extendido en la capital Caracas y supone millones de personas. Los
manifestantes, tomando la ventaja de la primavera árabe y la revuelta de
Maidan en Ucrania, levantaron barricadas y resistieron, impidiendo el
paso de la policía. Los campamentos resistentes y barricadas se vuelven
estables. El gobierno responde con una fuerza desproporcionada, tanto
como para alarmar a la propia ONU (hasta ahora en silencio), que insta
al gobierno al diálogo con la oposición.
UNA POLARIZACIÓN IMPULSADA DESDE EL CHAVISMO
El problema, sin embargo, es que esto no es sólo una oposición contra
un gobierno, sino de dos tipos de personas que luchan entre sí. Junto a
la línea del gobierno bolivariano están los que se ven favorecidos por
la política populista, los empleados de las grandes empresas
nacionalizadas, en su mayoría. Y junto a ellos grupos de matones que no
tienen reparos disparando a quemarropa, o de las ventanas de las casas,
como ocurrió en un barrio de Caracas. Al lado de la policía regular,
entonces, hay un Guardia Nacional (creada por Chávez), que de manera
arbitraria detiene, tortura y viola al margen de toda ley.
Se trata de una verdadera guerra civil de baja intensidad (por
ahora), por el bienestar: los beneficiarios del gobierno imponen reglas y
gravan a los que todavía están independientes del Estado, causando la
miseria y la rebelión de estos últimos, pero al mismo tiempo luchan por
su propia supervivencia, ya que sin el sistema estatista Bolivariano no
encontrarían ningún salario y ni trabajo y por lo tanto tienen miedo de
volverse hambrientos. Lejos de disminuir, la lucha entre estas dos
facciones aumenta.
“Por desgracia, sigue existiendo una polarización política, con el objetivo de aniquilar a su oponente y ganar la hegemonía – explicó a la revista Pueblo,
el 26 de febrero del año pasado, el jesuita Jesús María Aguirre
director del Centro Gumilla, una prestigiosa institución de estudio y de
acción social -. En su discurso, el presidente Maduro, incluso
cuando llama al diálogo, continúa estigmatizando a los adversarios como
enemigos del país burgueses y golpistas. A su vez, la oposición, en un
año no electoral, está tentada de encontrar atajos para un cambio de
gobierno, sin tomarse el tiempo para consolidar la base social de un
proyecto alternativo”.
“El arresto del líder opositor Leopoldo López - dice el profesor Rafael Luciani, profesor de teología en Caracas – corresponde
a las prácticas represivas que el gobierno venezolano está practicando
en todos los ámbitos de la vida nacional: se incriminan a los líderes de
la oposición sin mostrar ninguna prueba. Sólo acusaciones e insultos en
las redes nacionales de televisión, difamaciones para los que no se
rinden ante el pensamiento único. De Chávez para acá el plan de acción
del gobierno ha sido siempre el mismo. El presidente acusa a una persona
y luego ordena al fiscal procesarla, lo que sucede después de unos
días. Esto es típico de los regímenes donde no hay independencia de los
poderes públicos. El caso López ha puesto de manifiesto esta situación
en los medios de comunicación internacionales. La arbitrariedad del
sistema es tal que el gobierno ha establecido un Tribunal de control en
un centro militar para emitir sentencias civiles”.
POLARIZACIÓN INTERNACIONAL TAMBIÉN
Además de incitar al pueblo contra los enemigos (no adversarios, sino
enemigos), Maduro también denuncia a los países a los que se imputa
culpa en la insurrección. Para el presidente – amigo de Fidel Castro y
heredero de Hugo Chávez -, la responsabilidad por los hechos de sangre
recae en los Estados Unidos. Pero no se limita a romper lazos con
Washington, ya que ha expulsado a los diplomáticos el mes pasado. Maduro
comienza a golpear a los demás países de América Latina que no lo
apoyan. A Panamá por poner en la agenda de discusión de la OEA
(Organización de Estados Americanos) el caso de Venezuela, le expulsa a
sus embajadores:
“Frente a la conspiración panameña
descarada – ha declarado el presidente en Caracas – decidí romper
relaciones diplomáticas con Panamá”.
Si se une lo que sucede en Venezuela con lo que sucede en Ucrania, y
se analizan los alineamientos internacionales, se ve claramente una
nueva edición de la guerra fría que en ;a segunda mitad del siglo XX
enfrentó a Occidente con la Unión Soviética, hoy transformada en Rusia.
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