martes, 25 de febrero de 2014

BASTARÍA UNA MIRADA

HIJO ¿PARA QUÉ SIRVE GLORIA, ESTIMA, RIQUESA Y SALUD, PROSPERIDAD, INGENIO Y CULTURA SI LUEGO AL FINAL SE PIERDE EL ALMA
De las confeciones de Jesús a un sacerdote
19/09/1975
Monseñor Ottavio Michelini




Estas palabras fueron motivo para muchas almas de buena voluntad, de una radical regeneración espiritual o conversión.
Una seria y ponderada reflexión a esta invitación mía, puede llevar a las almas a la conquista de virtudes heroicas, a lograr la perfección y santidad. 

Una seria meditación sobre esta advertencia  mía ha llevado y puede llevar a muchas almas a descubrir aquella perla preciosa de la que Yo hablo en la parábola, por la que bien vale la pena cortar netamente con el pecado, a través de un resuelto desapego de los falaces  bienes y afectos de este mundo. Y seguirme en el camino del Calvario, a cambio de una inmarcesible corona de gloria eterna en la Casa de mi Padre...

Hijo, el alma en pecado es como la piedra que, de lo alto, en virtud de la ley natural de la gravedad, se precipita hacia el fondo, aumentando en su caída de peso y de velocidad.

El alma en pecado se precipita hacia el fondo, aumentando en su caída el peso de sus culpas, de sus pasiones. ¿Qué ley natural puede detener e invertir una piedra cayendo de lo alto hacia abajo? ¿Qué ley natural puede invertir la bajada hacia abajo en ascenso hacia lo alto? 

Ninguna ley natural puede hacer este milagro. Solamente una ley de orden superior lo podría hacer.

Sólo Yo soy la ley sobrenatural, esto es la Fuerza divina que puede detener al pecador en su ruinosa bajada hacia el precipicio e invertir su rumbo de descenso en  subida, hacia lo alto, hacia la Vida. 

Esto es lo que más ardientemente deseo hacer con todos los pecadores, pero en particular con mis sacerdotes arrollados por el maligno, por la concupiscencia del espíritu y de los sentidos. 

Bastaría una mirada suya hacia Mí crucificado, una invocación suya a mi Corazón misericordioso, y que según el ejemplo de Pedro, me dijeran:  “¡Sálvame, Señor, porque me ahogo entre las olas!”

¡Oh, hijo mío, cómo sería solícito en alargarles mi mano, para traerlos  a salvo!
 
Yo amo a las almas
 
¿Te das cuenta de la trágica situación de muchos sacerdotes míos que están caminando a grandes pasos hacia la condenación eterna de su alma? ¿Puede haber sobre la tierra tragedia más grande,  más horrible que ésta? 

¿Puede haber engaño más diabólico que el que se ha difundido en nuestros tiempos, por pseudo - maestros afirmando que el Infierno no existe y que la Misericordia divina no podría permitir jamás la condenación eterna de un alma? Estos propaladores de herejías y errores quisieran anulada la Justicia divina, mientras deberían saber que en Mí, Misericordia y Justicia son indivisibles, porque en Mí son la misma única cosa.

Hijo mío, Yo soy la luz que ha venido a este mundo. La luz resplandece en las tinieblas, pero las tinieblas no la han acogido.

Yo amo a las almas. Quiero la salvación de las almas; para esto he venido, pero tengo necesidad de vosotros, de vuestra colaboración. 

Vosotros sois mis miembros, y todos los miembros tienden al mismo único fin.

Yo tengo necesidad de vosotros, para que se cumpla en su plenitud el Misterio de la salvación.

Según mi ejemplo, según el ejemplo de mi Madre Santísima, de los mártires, de los santos, debéis abrañar generosamente vuestra cruñ y seguirme. Si la cruñ os parece pesada, vosotros sabéis que Yo estoy en vosotros para aliviar el peso.

Hijo, te he dicho y te lo repito: éste es un deber de justicia y de caridad; nadie se puede sustraer de él, mucho menos mis ministros.

No temas, estoy Yo para conducirte. Ve hacia adelante, no retrocedas y no te preocupes. Han rechazado mi Evangelio, han distorsionado mi verdad, no han creído a las almas víctimas, a las que he hablado. En sus palabras he puesto el sello de mi gracia; han resistido a todo.

He dictado a María Valtorta, alma víctima, una obra maravillosa. Yo soy el autor de esta obra. Tú mismo te has dado cuenta de las rabiosas reacciones de Satanás.[1]
 
Tú has comprobado la resistencia que muchos sacerdotes oponen a esta obra que si fuera, no digo leída, sino estudiada y meditada llevaría un bien grandísimo a muchas almas. Ella es fuente de seria y sólida cultura. 

Pero frente a esta obra, a la que está reservado un gran éxito en la Iglesia renovada, se prefiere la basura de tantas revistas y de libros de presuntuosos teólogos.

Te bendigo como siempre. Ámame mucho.

____
 
[1] N. T. María Valtorta,  nacida (1897) en Caserta no lejos de Nápoles, hija de militar y madre de recio carácter, por lo que sufrió frecuentes contradicciones, finalmente padeció largos años de enfermedad hasta su muerte (1961) en Viaréggio (Toscana).
Dejó abundantes manuscritos que siempre afirmó como dictados y visiones.  Su obra  principal histórico doctrinal "El Poema del Hombre Dios", relata con admirable exactitud geográfica de lugares que nunca visitó, y soltura  de estilo, abundantes pasajes de la vida de Nuestro Señor y la Santísima Virgen, desde el nacimiento y la infancia a la Resurrección, Ascensión, Pentecostés y Asunción.

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