QUIEN ES EL CRISTO DE LA NEW AGE Jesucristo de los evangelios no es el Cristo de la New Age. El pensamiento de la Nueva Era o New Age está impregnando la espiritualidad de occidente con una mezcla de agnosticismo, hinduismo y esoterismo, lejano del cristianismo. Pero habla de Cristo, y eso es una confusión para muchos cristianos, ya que el Cristo del que hablan no es el Jesucristo de la Biblia, si bien lo referencian a Jesús.
-Aleteia-
El Cristo de la Nueva Era es energía
cósmica a la que cada uno de nosotros puede llegar, cada uno puede ser
Cristo. Pero identifican que en cada era hubo un Cristo, en la era de
Piscis fue Jesús. Y los que creen en diversos mundos y dimensiones dicen
que cada uno tiene su propio Cristo.
Por eso viene bien aclarar quién es Cristo para la Nueva Era, así
solucionamos equívocos, o si se quiere, no se compra gato por liebre.
CRISTO ES LA ENERGÍA CÓSMICA
Para la Nueva Era (NE) “Jesús” es el de Nazaret, un hombre como
otro cualquiera. En cambio, “Cristo”, al que suele llamar “Cristo
cósmico”, “Energía crística”, no es un ser personal de unos rasgos
físicos y caracterológicos determinados, sino la Energía cósmica, que habría descendido sobre Jesús de Nazaret en el instante de su bautismo en el Jordán por Juan Bautista.
Es lo que habían enseñado los gnósticos originarios en los siglos II-IV y lo que enseñan los gnósticos modernos.
Además, como –según los gnósticos– la materia es intrínsecamente
mala, el cuerpo de Jesucristo no habría sido material, sino apariencial
energético e impasible y el Cristo descendido del pleroma divino en el
Jordán habría abandonado a Jesús de Nazaret antes de la Pasión.
Según la NE, Jesucristo –como el Cristo, de cada Era– habría abandonado su cuerpo tras la crucifixión y entrado en el reino etéreo o energético, inaccesible a los sentidos. En y desde él sigue influyendo en la humanidad.
UN “CRISTO” EN CADA ERA O CICLO CÓSMICO E HISTÓRICO
Según la concepción cíclica, la evolución del universo y de la
humanidad se estructura en ciclos eternos y eterna e ininterrumpidamente
sometidos a la progresiva degeneración hasta que se llega a su total
degradación.
Entonces irrumpe una nueva Era paradisiaca. Precisamente en la Era
final o de máxima corrupción de cada ciclo sería cuando aparecería
el avatara (= “descenso, descendido” en sánscrito, idioma del cual se ha
derivado el hindi, la lengua mayoritaria actualmente en la India) en el
hinduismo, que influirá muy beneficiosamente en su entorno, provocando
el paso a una nueva Era, a una nueva Edad de Oro.
Según la NE, ahora estaríamos en el desenlace de la Era Piscis (= “pez” en latín), la Era de los dos mil años del cristianismo.
Lo es por el oficio “pescador” de casi todos los Apóstoles, por su
peculiar vinculación y de Jesucristo con el mar de Tiberíades y, sobre
todo, por haber sido el pez un signo cristiano en los primeros siglos de
la Iglesia.
La NE llena con todos los errores y horrores la Era Piscis, que se
habría caracterizado por el dogmatismo, la intolerancia, la violencia,
la Inquisición, las guerras de religión, etc. Jesucristo habría sido el “Cristo” de la Era Piscis.
Los adeptos de NE están convencidos de que está a punto de irrumpir la Era Acuario
o “Aguador”, que nos va a inundar torrencialmente de paz, concordia,
amor y armonía con uno mismo, con los demás y con el universo.
El Cristo de la Era Acuario o NE es Maitreya, derivado
de maitri = “clemencia” en sánscrito. La NE lo identifica con Omar Ben,
nacido en 1942 en Amán (Jordania), trasladado con su familia a Paona
(India), iniciado en el budismo, y desde 1977 miembro de la comunidad
india-pakistaní de Londres. En fecha próxima “se manifestará” a toda la
humanidad cuando irrumpa la Nueva Era por obra de la eficacia mágica y
fatalista de la astrología (paso de un signo a otro del zodiaco).
Este Maitreya, por evidente influjo cristiano, tiene su Juan Bautista
o “Precursor”, en el escritor y esoterista británico Benjamin Creme,
que lleva más de 35 años preparando la emergencia de Maitreya. Dice
recibir telepáticamente el texto de sus libros del “Instructor Mundial”
(Maitreya)
CADA UNO PUEDE SER “CRISTO” E INCLUSO MÁS “CRISTO” QUE JESUCRISTO MISMO
Cada hombre, según la NE, debe aspirar a la expansión máxima de su
conciencia hasta llegar a la capa freática de la Energía crística.
Entonces se extingue la luz de los sentidos y de la razón; el yo
consciente queda desbordado e inundado de luminosidad gozosa,
irrumpiendo los fenómenos llamados “místicos”: visiones, levitación,
éxtasis, clarividencia, telecinesia, etc. Sorprende que NE ponga de moda
la fenomenología mística sin distinción entre natural, preternatural y
sobrenatural y, para colmo, que lo haga en nombre de la ciencia moderna.
La NE, como las religiones orientales, considera esencial el
misticismo y sus fenómenos. Sin ellos no hay “perfección”, que depende
del grado de expansión de la conciencia, de los “estados alterados de la
conciencia y subconsciencia” (fenómenos paranormales,
parapsicológicos), o sea, de la abundancia de la Energía crística en
cada uno.
Por eso, uno –en teoría– puede ser más “Cristo” que Jesús de Nazaret, que Jesucristo.
Cada uno es lo que es por su esfuerzo personal, por su capacidad de
concentración, por los recursos psicotécnicos capaces de producir el
sentirse bien interior aunque sea mediante medios artificiales
(movimientos gimnásticos, respiratorios, alucinógenos, aparatos
mecánicos para producir el ritmo alfa).
En cambio, en el cristianismo, la mística no es necesaria ni, menos
aún, esencial para la perfección o santidad, a la cual están llamados
todos los cristianos, cada uno en su propio estado y circunstancias. A
la hora de declarar oficialmente beato o santo a uno, la Iglesia valora
la práctica de las virtudes, no necesariamente los fenómenos místicos.
Además, en la NE se quedan en el ámbito psicológico y subjetivo
del individuo, carecen de proyección apostólica y de preocupación social
o de atención a los más necesitados, dos vertientes esenciales en
la espiritualidad cristiana. La NE huye de la cruz y de las cruces. En
fin, la mística de NE, como la oriental, desconoce una palabra y
realidad clave en la vida y mística cristianas, la humildad y desconoce
la misericordia divina y el sentimiento de pesar religioso, el dolor de
amor por los pecados.
Corintios 13,1
ResponderEliminarAunque yo hablara todas las lenguas de los hombres y de los ángeles, si no tengo amor, soy como una campana que resuena o un platillo que retiñe.
Aunque tuviera el don de la profecía y conociera todos los misterios y toda la ciencia, aunque tuviera toda la fe, una fe capaz de trasladar montañas, si no tengo amor, no soy nada. ….
El amor no pasará jamás. Las profecías acabarán, el don de lenguas terminará, la ciencia desaparecerá.
-------
La gnosis considera que la evolución personal y la obtención de cualidades elevadas (poderes) se puede conseguir por medios propios a través de prácticas determinadas y esfuerzo personal; el cristiano, sin embargo, considera que es obra de la Gracia. Aquello de lo que tanto habla la NE, el ego, es lo que acaba engordando por medio de su filosofía.
gracias.lazaro de R
ResponderEliminar