LECTIO DIVINA T.O. -A-
20/02/2014
Mc. 8,27-33
1) Oración inicial
Señor, tú que te complaces en habitar en los rectos y sencillos de
corazón; concédenos vivir por tu gracia de tal manera, que merezcamos
tenerte siempre con nosotros. Por nuestro Señor.
2) Lectura
Del santo Evangelio según Mc. 8,27-33
Salió Jesús con sus discípulos hacia los
pueblos de Cesarea de Filipo, y por el camino hizo esta pregunta a sus
discípulos: «¿Quién dicen los hombres que soy yo?» Ellos le dijeron:
«Unos, que Juan el Bautista; otros, que Elías; otros, que uno de los
profetas.» Y él les preguntaba: «Y vosotros, ¿quién decís que soy yo?»
Pedro le contesta: «Tú eres el Cristo.» Y les mandó enérgicamente que a
nadie hablaran acerca de él.
Y comenzó a enseñarles que el Hijo del
hombre debía sufrir mucho y ser reprobado por los ancianos, los sumos
sacerdotes y los escribas, ser matado y resucitar a los tres días.
Hablaba de esto abiertamente. Tomándole aparte, Pedro se puso a
reprenderle. Pero él, volviéndose y mirando a sus discípulos, reprendió a
Pedro, diciéndole: «¡Quítate de mi vista, Satanás! porque tus
pensamientos no son los de Dios, sino los de los hombres.»
Palabra del Señor
Palabra del Señor
3) Reflexión
• El evangelio de hoy habla de la ceguera de Pedro que no entiende la propuesta de Jesús cuando habla de sufrimiento y de cruz. Pedro
acepta a Jesús como mesías, pero no como mesías sufriente. Está
influenciado por la “levadura de Herodes y de los fariseos”, es decir,
por la propaganda del gobierno de la época que hablaba sólo del mesías
como rey glorioso. Para entender bien todo el alcance de esta ceguera de
Pedro es importante colocarla en su contexto literario.
• Marcos 8,27-30. Descubrimiento de la realidad: ¿Quién dicen los hombres que soy yo? Jesús pregunta: “¿Quién dicen los hombres que soy yo?”. Ellos responden relatando las diversas opiniones: -“Juan Bautista”. -“Elías o uno de los profetas”. Después de oír las opiniones de los demás, Jesús pregunta: “Y vosotros, ¿quién decís que soy yo?” Pedro respondió: “¡El Señor, el Cristo, el Mesías!” Esto es, el Señor es aquel que ¡el pueblo está esperando! Jesús concuerda con Pedro, pero le prohíbe hablar de esto con la gente. ¿Por qué lo prohíbe? En aquel tiempo, todos esperaban la venida del mesías, pero cada uno a su manera: unos como ¡rey, otros como sacerdote, doctor, guerrero, juez, profeta! Ninguno parecía estar esperando al mesías servidor sufriente, anunciado por Isaías (Is 42,1-9).
• Marcos 8,31-33. Primero anuncio de la pasión. En seguida, Jesús comienza a enseñar que él es el Mesías Siervo y afirma que como Mesías Siervo anunciado por Isaías, pronto será condenado a muerte en el ejercicio de su misión de justicia (Is 49,4-9; 53,1-12). Pedro se espanta, llama a Jesús a un lugar apartado para desaconsejarle. Y Jesús responde a Pedro: «¡Quítate de mi vista, Satanás! porque tus pensamientos no son los de Dios, sino los de los hombres!» Satanás es una palabra hebraica que significa acusador, aquel que aleja a los demás del camino de Dios. Jesús no permite que alguien lo aleje de su misión. Literalmente el texto dice: “¡Atrás de mí, Satanás!” Pedro debe seguir a Jesús. No debe invertir los papeles y pretender que Jesús le siga a Pedro.
• Contexto literario: El evangelio de
Marcos trae tres anuncios de la pasión y muerte de Jesús: el primero en
Mc 8,27-38; el segundo en Mc 9,30-37 y el tercero en Mc 10,32-45. Este
conjunto, que va de Mc 8,27 a Mc 10,45, es una larga instrucción de
Jesús a los discípulos para ayudarlos a superar la crisis provocada por
la Cruz. La instrucción es introducida por la curación de un ciego (Mc
8,22-26) y, en definitiva, está clausurada por la curación de otro ciego
(Mc 10,46-52). Los dos ciegos representan una ceguera de los
discípulos. La curación del primero ciego fue difícil. Jesús tuvo que
realizarla en dos etapas. Igualmente difícil fue la curación de la
ceguera de los discípulos. Jesús tuvo que hacer una larga explicación
respecto del significado de la Cruz, para ayudarlos a percibir algo,
pues era la cruz la que estaba provocando en ellos la ceguera. Veamos de
cerca la primera curación del ciego:
• Marcos 8,22-26: La primera curación del ciego. Un
ciego pide a Jesús que le cure. Jesús lo cura, pero de forma distinta.
Primero, lo lleva fuera de la aldea. Luego le escupe en los ojos, impone
las manos y pregunta: ¿Ves algo? Veo personas; parecen árboles que
andan. Percibe sólo una parte. Confunde árboles por personas, o personas
por árboles. Solamente en su segundo intento Jesús le cura. Esta
descripción de la curación del ciego introduce la instrucción a los
discípulos. En realidad, el ciego era Pedro. El aceptaba a Jesús como
mesías, pero solamente como mesías glorioso. ¡Percibía solamente una
parte! No quería el compromiso de la Cruz. Se servirá también de
diversos intentos para curar la ceguera de los discípulos.
• Marcos 8,27-30. Descubrimiento de la realidad: ¿Quién dicen los hombres que soy yo? Jesús pregunta: “¿Quién dicen los hombres que soy yo?”. Ellos responden relatando las diversas opiniones: -“Juan Bautista”. -“Elías o uno de los profetas”. Después de oír las opiniones de los demás, Jesús pregunta: “Y vosotros, ¿quién decís que soy yo?” Pedro respondió: “¡El Señor, el Cristo, el Mesías!” Esto es, el Señor es aquel que ¡el pueblo está esperando! Jesús concuerda con Pedro, pero le prohíbe hablar de esto con la gente. ¿Por qué lo prohíbe? En aquel tiempo, todos esperaban la venida del mesías, pero cada uno a su manera: unos como ¡rey, otros como sacerdote, doctor, guerrero, juez, profeta! Ninguno parecía estar esperando al mesías servidor sufriente, anunciado por Isaías (Is 42,1-9).
• Marcos 8,31-33. Primero anuncio de la pasión. En seguida, Jesús comienza a enseñar que él es el Mesías Siervo y afirma que como Mesías Siervo anunciado por Isaías, pronto será condenado a muerte en el ejercicio de su misión de justicia (Is 49,4-9; 53,1-12). Pedro se espanta, llama a Jesús a un lugar apartado para desaconsejarle. Y Jesús responde a Pedro: «¡Quítate de mi vista, Satanás! porque tus pensamientos no son los de Dios, sino los de los hombres!» Satanás es una palabra hebraica que significa acusador, aquel que aleja a los demás del camino de Dios. Jesús no permite que alguien lo aleje de su misión. Literalmente el texto dice: “¡Atrás de mí, Satanás!” Pedro debe seguir a Jesús. No debe invertir los papeles y pretender que Jesús le siga a Pedro.
4) Para la reflexión personal
• Todos creemos en Jesús. Pero algunos le
entendemos a Jesús de una forma, otros de otras. ¿Cuál es hoy la imagen
común que la gente tiene de Jesús? ¿Cuál es la respuesta que la gente
daría hoy a la pregunta de Jesús? Yo, ¿qué respuesta le doy?
• ¿Qué nos impide reconocer a Jesús como Mesías?
sin cesar en mi boca su alabanza;
en Yahvé se gloría mi ser,
¡que lo oigan los humildes y se alegren!
en Yahvé se gloría mi ser,
¡que lo oigan los humildes y se alegren!
Sal 34,2-3
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