martes, 15 de abril de 2014

COMO EVITAR EL MAL

Oportunidades para la gracia.   
Muchas veces nos preguntamos por qué Dios permite que nos pasen determinados males y permite que el demonio nos tiente. Y la respuesta es que son pruebas para que crezcamos en fe y santidad
Fuente: Catholic Exchange 


El Catecismo Católico cita a Orígenes:
“Dios no quiere imponer el bien, quiere seres libres [...] En algo la tentación es buena. Todos, menos Dios, ignoran lo que nuestra alma ha recibido de Dios, incluso nosotros. Pero la tentación lo manifiesta para enseñarnos a conocernos, y así, descubrirnos nuestra miseria, y obligarnos a dar gracias por los bienes que la tentación nos ha manifestado (Orígenes, De oratione, 29, 15 y 17)”

Aprendemos lecciones valiosas por las batallas interiores que los discípulos de Cristo sufren para ganar el necesario conocimiento de uno mismo y  de Dios. La herida del pecado original nos exige estar activos y vigilantes contra las obras del diablo que operan en y por el pecado. Si adoramos cualquier cosa distinta a la Santísima Trinidad (un pecado contra el primer mandamiento) nos volvemos vulnerables a un aumento de la influencia demoníaca.

La verdad es que muchos de nosotros hemos erigido ídolos en nuestras vidas que incluyen personas, lugares o cosas. Estos se convierten en más importantes que nuestra adoración y amor de Dios. La forma en que gastamos nuestro tiempo, talento o tesoro revela a qué o a quién apreciamos más en nuestra vida.

Prudencia: La virtud de la prudencia dispone la razón práctica para discernir nuestro verdadero bien en todas las circunstancias y para elegir los medios adecuados para alcanzarla. Es considerada como la auriga de las virtudes (1806). Cultive la virtud de la prudencia.

Gracia: Sin la gracia de Dios, los hombres no sabrían cómo discernir (1889). Ore por la gracia y el carisma del discernimiento de espíritus.

La sabiduría divina: La ley moral es obra de la sabiduría divina. El significado bíblico se puede definir como la instrucción paterna (la pedagogía de Dios). Prescribe al hombre los caminos, las reglas de conducta que llevan a la bienaventuranza prometida; muestra los caminos del mal, que se apartan de Dios y de su amor (1950). Ore para el regalo de la sabiduría.

El Evangelio:  La buena nueva de Cristo renueva continuamente la vida y la cultura del hombre caído; combate y elimina los errores y males que brotan de la seducción, siempre amenazadora, del pecado. Purifica y eleva sin cesar las costumbres de los pueblos. Con las riquezas de lo alto fecunda, consolida, completa y restaura en Cristo, como desde dentro, las bellezas y cualidades espirituales de cada pueblo o edad. (2527). Tomar en serio la Palabra de Dios.


 

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