martes, 22 de abril de 2014

RECOMPENSA A NUESTROS TRABAJOS


SOBRE LA RECOMPENSA DE NUESTROS TRABAJOS
La recompensa la definimos como: los créditos que pueden reclamarse recíprocamente por el hecho de haber soportado o haberse beneficiado exclusivamente cargas o beneficios.
Las recompensas se anuncian comúnmente para la captura o la recuperación de una persona o de una cosa. Están típicamente en la forma de dinero. Dos ejemplos modernos de recompensas son las que se ofrecieron por la captura de Saddam Hussein por los Estados Unidos y una recompensa de Microsoft para hallar al creador de un virus de computadoras. A las personas que se ganan la vida buscando recompensas por determinadas cosas como caza-recompensas.
Un sistema de recompensas fue utilizado en la Guerra Civil de los Estados Unidos. Era un incentivo para aumentar los alistamientos.
Otro sistema de recompensas fue utilizado en Nueva Gales del Sur para aumentar el número de inmigrantes (1832).
Fuentes: Varias 

MEDITACIÓN

 I.  Lo que al presente sufrimos es poca cosa en comparación con la recompensa que nos espera. Por tanto, no debemos inquietarnos por los males que nos acaecen. Si comparamos nuestra vida de un momento con la eternidad que la sigue, y que será su premio, nuestras pruebas nos parecerán poca cosa. Todo lo que acaba es corto. (San Agustín).

 II. La recompensa que nos ha sido preparada en el cielo es eterna en duración e infinita en grandeza. ¿Por qué amamos tan ardientemente esta vida, que nos mantiene alejados de una tan completa felicidad? ¿Por qué no buscamos aquello por lo cual adquirimos una felicidad eterna? ¡Que Dios sea el único objeto de nuestros deseos. Él a quien veremos sin fin, a quien amaremos sin disgusto, a quien alabaremos sin fatiga! (San Agustín).
 
III. La sola esperanza de poseer a Dios debe ya hacernos dichosos y ponernos contentos desde esta vida. Esta esperanza es la que da a los mártires la fuerza para soportar terribles tormentos, a los penitentes endulza sus lágrimas y austeridades. Contempla, pues, a menudo el cielo, y en viéndolo, di: ¡He ahí el trono que me prepara Dios! Todo pasa, sólo la eternidad perdura. Pasaron nuestros hermanos, pasamos también nosotros y nuestros descendientes nos seguirán. (San Euquerio). 


La paciencia 
Orad por los que sufren.


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