martes, 22 de abril de 2014

LA PALABRA SALVAJE

Érase una vez un reino que sufría el ataque continuo de ogros, brujas y dragones. Solo podían defenderse con la valentía de sus soldados, pues desde la muerte del gran mago, nadie había sido capaz de leer los hechizos del libro mágico. Estos eran muy poderosos, pero tan peligrosos, que un pequeño error en su pronunciación podría ser terrible. Por eso el mago antes de morir protegió el libro con la más difícil de las palabras salvajes, que son aquellas que nunca antes han sido bien leídas. Esperaba así encontrar un digno sucesor, alguien capaz de utilizar la magia sin hacer daño.

Por eso desde pequeños los niños de aquel reino podían elegir entre prepararse para ser soldados o magos. Pero mientras el entrenamiento de los soldados estaba lleno de ejercicio y aventuras desde el primer día, el de los magos obligaba a estudiar y leer durante mucho tiempo antes de enfrentarse al gran libro y su palabra salvaje. Y de los pocos que terminaron su preparación, ninguno consiguió leer y comprender correctamente aquella misteriosa palabra.

Marko era uno de los niños que debería elegir aquel año. Como la mayoría, solo pensaba en ser soldado. Pero justo el día anterior a su decisión, el reino sufrió un terrible ataque y pudo ver cómo el enemigo derrotaba con facilidad incluso a los soldados más fuertes y valientes. A pesar de que cada vez había más y mejores soldados, nunca habían estado tan cerca de perder la guerra. Hacía falta un gran cambio, y Marco comenzó por él mismo: se prepararía para ser mago. El primero en intentarlo en años.

Tal y como esperaba, el comienzo fue difícil. Aprender letras que no significaban nada. Luego juntarlas sin ver ningún resultado. Después crear las primeras palabras, tan fáciles de decir que las sabría hasta un bebé, pero mucho más difíciles de leer. Hasta que finalmente, cuando comenzaba a desanimarse, empezó a comprender frases y palabras, y pudo leer sus primeros libros, y consiguió el acceso a la gran biblioteca.

Allí encontró muchos libros que ya no eran cosa de bebés. Hablaban de cosas más bonitas y sorprendentes, de las que nada sabían los niños de su edad que se preparaban para las batallas. Y hablaban también de batallas, de las que Marko leyó tanto que se convirtió en un experto. En aquellos libros aprendía tantas cosas, que no paraba de leerlos uno tras otro. Y Marko, siendo apenas un niño, empezó a darse cuenta de que sus libros le estaban convirtiendo en uno de los mayores sabios del reino. Pronto comprendió que nadie había sustituido al gran mago porque estaban tan ocupados aprendiendo a luchar que apenas dedicaban tiempo para aprender a leer correctamente. Y pensó que había llegado el momento de enfrentarse a la palabra salvaje.

Hacía años que nadie lo intentaba y todos acudieron emocionados a la gran plaza. Marko abrió el libro y por fin vio la palabra:
“Hiktrikostakuntijagoni“.

Marko reconoció la palabra inmediatamente y sonrió de oreja a oreja ¡Qué fácil! ¡Y qué listo había sido el mago! Aquella palabra no significaba nada por sí misma. Solo era el título de uno de los libros más raros y escondidos que había en la biblioteca, uno que le había encantado a Marko. Un libro lleno de palabras raras que explicaba las mejores técnicas de lucha contra ogros, brujas y dragones, con sus puntos débiles y todo lo necesario para derrotarlos fácilmente. Marko corrió a buscarlo a la biblioteca y descubrió un mensaje oculto en su última página:
“Yo, el Gran Mago, te nombro a ti, seas quien seas, mi sucesor. Y comparto contigo el mayor de mis secretos: nunca fui mago. Todo el poder que tuve vino de lo que aprendí en estos libros, como lo has hecho tú. Este libro solo completa ese poder ayudándote a parecer mágico, pues los brutos soldados no seguirían a un simple sabio, pero sí a un poderoso mago.”

Marko comprendió entonces para qué servían todas aquellas palabras raras. No eran más que falsos hechizos, un simple truco para conseguir un líder sabio.

Y así fue como Marko, el mago que nunca fue mago, llegó a dirigir a los soldados del reino hacia la victoria, y a vivir mil y una aventuras gracias a la sabiduría que descubrió en los olvidados libros de una biblioteca.

-P.P.S.- 

"Para conocer sabiduría y disciplina; para comprender los dichos de inteligencia: para adquirir disciplina y enseñanza, justicia, derecho y equidad; para dar sagacidad a los ingenuos y a los jóvenes conocimiento y prudencia. El sabio oirá y aumentará su saber, y el entendido adquirirá habilidades. Comprenderá los proverbios y los dichos profundos, las palabras de los sabios y sus enigmas."
Prov. 1,2-6


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