El Rosario Público consiste
básicamente en exteriorizar el rezo comunitario del Santo Rosario que se
realizada dentro de los templos para llevarlos a la calle. El mas
conocido en la actualidad es el Rosario de la Aurora.
Fuente: Carlos José Romero
Los Rosarios se pueden tipificar de varios modos. Así, atendiendo a la
hora de salida se pueden clasificar en de prima noche (diarios, al toque
de oraciones) y de madrugada o aurora (festivos, 3 de la mañana). Como
vemos en la actualidad se han sustituido por los llamados de antorchas y
de la aurora que, aunque conservan el nombre, se suelen hacer sobre las
8-9 de la mañana.
La génesis y
conformación del fenómeno de los Rosarios públicos es relacionada
comúnmente con la ciudad de Sevilla y las predicaciones del dominico
fray Pedro de Santa María de Ulloa en su convento de San Pablo, pero se ha difundido por toda la geografía española.
Los orígenes del Rosario en Sevilla hay que vincularlos en
principio a los conventos de la Orden de Predicadores (dominicos) donde
desde 1479 se instituyen formalmente las denominadas Cofradías del
Rosario, corporaciones dependientes de la Orden dedicadas al ejercicio
de esta oración y culto a la Virgen, establecidas en las iglesias de
los cenobios dominicanos o bien, en la parroquia mayor de cada ciudad o
pueblo e incluso templos pertenecientes a otras congregaciones
religiosas, siempre con licencia expresa de la jerarquía de la Orden de Predicadores.
Con Pío V el Rosario adquiere una difusión universal, que la
historiografía ha relacionado con la Batalla Naval de Lepanto (1571) en
que la gran victoria de la Armada cristiana sobre el Turco fue, al
parecer, atribuida a la milagrosa intervención de la Virgen del Rosario y
a la coincidencia de que el mismo día la Cofradía establecida en Roma
había salido en procesión por las calles alabando a la Virgen. El hecho
fue que en 1573 el Papa Gregorio XIII expidió un Breve estableciendo el
primer domingo de octubre como festividad de la Virgen del Rosario a
celebrar en aquellos lugares donde hubiera altar o capilla dedicada a
esta advocación.
La auténtica carta de naturaleza del Rosario como devoción
popular tiene efecto en la segunda mitad de esta centuria y a raíz del
triste acontecimiento de la Pestilencia de 1649, verdadera catástrofe
para los sevillanos, pues más de la mitad de la población pereció en
medio de una gran conmoción.
A fin de preservar que el clima penitencial creado en las
misiones no se entibiara y los fieles pudieran perseverar en las
prácticas propuestas en las predicaciones, el padre Tirso fomentó la
creación de varias hermandades de culto interno dedicadas a ejercicios
de penitencia y el rezo del Santo Rosario, concretamente las
denominadas Congregaciones de Cristo Crucificado y Nuestra Señora del
Rosario que se erigieron por varios devotos en las parroquias
del Divino Salvador, San Vicente, San Pedro, San Bartolomé, San Esteban y
quizá otras como la de Santa Ana y San Andrés, así como la iglesia de
San Hermenegildo. También es fundación suya la Hermandad de la Virgen de
la Salud de San Isidoro
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