–Querida hija mía, es penoso
para mí que tú dudes. Confía en mí aún al grado de parecer tonta. Yo no te
dejaré caer. ¿No soy yo una Madre amorosa? ¿No soy yo mejor que tú? Sé contenta
y feliz con el destino que mi Hijo ha marcado para ti. Pon tus propios planes
dentro de mi Corazón maternal. De esta manera tú serás agradable a mí y a Jesús.
Como ustedes quieren a sus hijos y los cuidan, Yo los quiero aún más y cuido de
ustedes. Yo te llevo en la palma de mi mano y te baño con mis gracias, en
proporción de como tú te aferres a mí.
–En respuesta me gustaría
pedirte que sonrías siempre cuando tú me hables a Mí, a tu familia y a todos los
que encuentres. Podría ser este el pan de gracia diario hasta tu muerte. Siempre
que tú sonríes a alguien yo te sonrío a ti. Este será el secreto de amor entre
nosotras dos. Tú debes leer mis mensajes, especialmente cuando la amargura de la
vida te llegue al corazón.
(“La
Victoriosa Reina del Mundo” – Sor Natalia Magdolna)
Oración para
el angustiado
Siento necesidad de
decirle a mi Virgen María:
“Madre mía
Celestial
qué me
tienes reservado:
no sé si es
dolor o alegría;
pero sé que
en este día
en que me
siento agotada,
solo pienso
en tu Hijo
que llevó
su cruz a cuestas,
que cargó
todo el dolor
sin
expresar una queja.
Cuánto
sufrió Jesús
por el
mundo y sus pecados.
Y también
pienso por Ti,
tu dolor no
se compara;
nada ni
nadie en la tierra
sufrió lo
que tú sufriste
y siento
que yo, Virgen mía,
tendría que
estar llorando
no de pena,
sino de alegría,
por la
carga que me das.
Madre,
perdón por tener
estos malos
pensamientos.
Ahora me
siento aliviada,
sé que
estoy iluminada
y me siento
resguardada
con toda tu
protección.
Amén”.
Esta
oración no es solamente para ti, también es para todo aquel que está angustiado
por algún motivo, debéis leerla y os aseguro que se aliviará. Hazla
conocer.
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