MENSAJE DEL PAPA FRANCISCO A NICOLÁS MADURO PRESIDENTE DE VENEZUELA
Al Excelentísimo Presidente Nicolás Maduro Moros, a los Honorables miembros del Gobierno de la República Bolivariana de Venezuela, a los Honorables Representantes de la Mesa de Unidad Democrática y a los Honorables Cancilleres del UNASUR
Deseo ante todo darles las gracias por la invitación que han dirigido a la Santa Sede para participar en el proceso de
diálogo y paz por su querido País. A cada uno de ustedes deseo
asegurarles, ante todo, mis oraciones, para que el encuentro y el
proceso que están iniciando produzcan los frutos deseados de
reconciliación nacional y de paz, dones que invocamos de Dios para todo
el pueblo venezolano.
Soy consciente de la inquietud y del dolor vividos por tantas
personas y, mientras manifiesto preocupación por cuánto está ocurriendo,
renuevo mi afecto por todos los venezolanos, en particular por las
víctimas de la violencia y por sus familias. Estoy plenamente convencido
de que la violencia nunca podrá traer paz y bienestar a un País, ya que
ella genera siempre y sólo violencia. Al contrario, por medio del
diálogo ustedes pueden redescubrir la base común y compartida que
conduce a superar el momento
actual de conflicto y polarización que hiere tan profundamente
Venezuela, para encontrar formas de colaboración. En el respeto y en el
reconocimiento de las diferencias que existen entre las Partes, se
favorecerá el bien común. Todos ustedes, en efecto, comparten el amor
por su País y por su pueblo, como también las graves preocupaciones
ligadas a la crisis económica, a a violencia y a la criminalidad. Todos ustedes llevan en el corazón
el futuro de sus hijos y el deseo de paz que caracteriza a los
venezolanos. Todos tienen en común la fe en Dios y la voluntad de
defender la dignidad de la persona humana.
Precisamente esto les aúna y les apremia a emprender el diálogo que
hoy inicia, en cuya base debe estar una auténtica cultura del encuentro,
que sea consciente de que la unidad siempre prevalece sobre el
conflicto. Les invito, pues, a que no se
detengan en la coyuntura de lo conflictivo, sino a que se abran unos a
otros para hacerse y ser auténticos constructores de paz. En el centro
de cada diálogo sincero está, ante todo, el reconocimiento y el respeto
por el otro. Sobre todo está el “heroísmo” del perdón y de la
misericordia, que nos rescatan del resentimiento, del odio y abren un
camino realmente nuevo. Se trata de un camino largo y difícil, que
requiere paciencia y valentía, pero es el único que puede conducir a la
paz y a la justicia. Por el bien de todo el pueblo y por el futuro de
sus hijos, les pido que tengan este coraje.
Con estos sentimientos acompaño a toda la querida Nación venezolana, y
a cada uno le imparto de corazón la Bendición Apostólica, invocando la
ayuda del Señor.
Vaticano, 10 de abril de 2014, segundo de mi Pontificado.
FRANCISCUS
No hay comentarios:
Publicar un comentario
GRACIAS POR TU COMENTARIO, PRONTO ESTAREMOS COMUNICANDONOS CONTIGO...
CON AMOR, MARIAM...