ORACIÓN PARA ACEPTAR A JESÚS COMO SALVADOR
Padre Celestial, yo ….(nombre), gracias por darme a Jesús, tu Hijo
unigénito para morir por mí en la cruz llevando mis pecados y
enfermedades, para que yo pudiera morir al pecado y vivir una vida
íntegra. En el pasado, mi mente estaba a ciegas sobre la forma de
salvación que tú habías preparado para mí. Y así yo traté de
justificarme ante ti por mis buenas obras no sabiendo que «mis buenas
obras son como paño manchado». (Is. 64,6). Hoy me encuentro totalmente
inútil delante de ti, incapaz de hacer nada por mí mismo para salvarme.
Como San Pablo, yo grito : «¡Desgraciado de mí! ¿Quién me librará de
este cuerpo que me lleva a la muerte?» (Rom. 7,24)
Hoy, Oh mi Jesús, estoy convencido en mi corazón que «no hay
Salvación en ningún otro, porque no hay bajo el cielo otro nombre dado
entre los hombres por el cual nosotros debamos salvarnos.» (Hch. 4,12)
Y así Padre, trayendo a la mente tu promesa. «Cuando me busquéis de
todo corazón, me dejaré encontrar de vosotros» (Jer. 29,13-14), vengo
ante Ti abierto de mente y corazón buscando tu salvación, y confieso
abiertamente delante de todos que Jesucristo es el único Salvador del
mundo. Yo creo esto con todo mi corazón, y lo proclamaré sin
avergonzarme en el futuro delante de los hombres.
Padre, hoy, convencido verdaderamente de mi fracaso para crecer en la
gracia que Tú me has dado, vengo ante Ti con un espíritu deshecho, a
confesar mi pecado de rechazar el Señorío de Jesús en mi vida, que es
tan necesario para mi salvación.
Y así Padre, conforme a tu plan de salvación yo creo, en mi corazón y
abiertamente proclamo que Jesucristo es el Señor (Rom. 10,9). Yo deseo
ser un Cristiano llenado del Espíritu y cantar tus alabanzas por
siempre. (Ef. 5 ,18).
Señor Jesucristo, yo creo que eres el Hijo del Dios Vivo, nacido de
la Virgen María, para ser el Salvador de todos los hombres. Te confieso
mis pecados y te acepto como mi Salvador, Señor y Maestro. Lávame hasta
quedar limpio en tu preciosa Sangre. Libérame completamente del dominio
de Satanás, de mis tendencias a pecar, de mi egoísmo y egocentrismo. Ven
al trono de mi corazón, amado Jesús.
Yo quiero que seas el Señor de mi vida, el dueño indiscutible de todo
lo que soy y de todo lo que tengo. Te invito a que entres en todas las
áreas de mi vida, para que seas el dueño de mi vida y me controles y me
guíes como te plazca.
(Ahora menciona cada área de tu vida cuando dices: «Yo te entrego»).
Yo te entrego mi vida entera mi familia, trabajo, negocios,
propiedades, casa, dinero, entendimiento, educación, amigos,
entretenimientos, estudios, aficiones, etc.
Ven Señor Jesús, Tú eres mi todo. Yo creo en tu palabra «A todos los
que Le recibieron, a los que creen en Su nombre, Él les dio poder de
hacerse hijos de Dios, quienes fueron nacidos, no de la sangre, ni del
deseo de la carne, ni del deseo del hombre, sino de Dios.» (Jn. 1,12-13). Gracias Jesús. Alabado seas Jesús, Gloria a tu nombre.
(Continua alabando a Jesús canta un himno de alabanza a Jesús).
Lee los siguientes pasajes bíblicos:
Is. 43,1-12; Rom. 10,5-21; Ap. 7,9-17
Is. 43,1-12; Rom. 10,5-21; Ap. 7,9-17
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