LOS CURÓ A TODOS
Mt 12,14-21
Un don que debemos de pedir con
insistencia al Espíritu Santo, sobre todo aquellos que han hecho ya una
opción clara y abierta por Cristo, es saber discernir cuándo retirarse,
cuándo callar y cuándo hablar. En el pasaje de hoy, vemos que Jesús se
retira cuando se entera de que quieren acabar con él. No se trata de
miedo o cobardía, sino del don maravilloso de la prudencia, que nos
permite dirigir nuestra vida con propiedad, sobre todo en el servicio
del Evangelio.
Muchas veces, por no tener este don, cometemos muchas imprudencias que no permiten que el Evangelio se extienda. No siempre es el momento para entablar una discusión seria con alguna persona sobre cuestiones religiosas y, sobre todo, cuando se trata de la Iglesia o del Evangelio, sin embargo ¿cuándo es el momento de entrar a una polémica que nos ponga en una real encrucijada y cuándo saber salir por la tangente sin entrar a una verdadera confrontación? Esto sólo el Espíritu Santo lo sabe.
Es por ello que nuestra oración cotidiana nos sirve como una maravillosa antena, que nos hace percibir y captar las señales del Espíritu para saber, como dice san Pablo, qué es lo mejor, qué es lo que agrada y qué es lo que conviene en cada momento. No dejes de pedir incesantemente este maravilloso don al Señor para poder, como Jesús, actuar siempre movido por el Espíritu.
Muchas veces, por no tener este don, cometemos muchas imprudencias que no permiten que el Evangelio se extienda. No siempre es el momento para entablar una discusión seria con alguna persona sobre cuestiones religiosas y, sobre todo, cuando se trata de la Iglesia o del Evangelio, sin embargo ¿cuándo es el momento de entrar a una polémica que nos ponga en una real encrucijada y cuándo saber salir por la tangente sin entrar a una verdadera confrontación? Esto sólo el Espíritu Santo lo sabe.
Es por ello que nuestra oración cotidiana nos sirve como una maravillosa antena, que nos hace percibir y captar las señales del Espíritu para saber, como dice san Pablo, qué es lo mejor, qué es lo que agrada y qué es lo que conviene en cada momento. No dejes de pedir incesantemente este maravilloso don al Señor para poder, como Jesús, actuar siempre movido por el Espíritu.
Permite que el Amor de Dios llene hoy tu vida. Ábrele tu corazón. Como María, todo por Jesús y para Jesús.
Pbro. Ernesto María Caro
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