UNA INTERCESORA MUY ESPECIAL
Dice el P. Santiago: El tiempo que llevo en Tierra Santa he tenido una intercesora muy especial, Maria Pilar Ruiz.
P. Santiago
Se fue al cielo con 14 años, pocos años antes de que me viniera a vivir
a Jerusalén. Quería escribir esta semana sobre ella pues el próximo día
20 es su cumpleaños. La conocí cuando tenía 6 o 7 años en el colegio
Sansueña de Zaragoza, donde ella estudiaba, y yo trabajaba como
sacerdote. Cuando le descubrieron la enfermedad y ya no podía ir al
Colegio yo acudía a atenderla espiritualmente a su casa. Los últimos
meses le llevaba la Comunión e iba a tener dirección espiritual a su
casa todas las semanas. Un día en que lo estaba pasando mal, antes de
que llegara a verla, le dijo a su madre: -"¡Mamá, cómo me va a ver D.
Santiago con esta cara!”.
Siempre me edificó y me ayudó mucho la sencillez con la que llevó su
enfermedad, y ahora me sigue ayudando mucho desde el cielo. Pienso que
es una especial intercesora para los pequeños detalles de la vida
ordinaria, para las cosas pequeñas. Todos tenemos sufrimientos,
dificultades, algo que nos contraría. Nos cuestan cosas que
–habitualmente- no son muy grandes. Ella, Maria Pilar, lo sabe, y sonríe
viéndonos aquí. Nos anima a sufrir con gozo; a luchar sin miedo a la
Cruz. El Señor ha querido llevársela tan jovencita para que nos sirva a
todos su ejemplo y su vida sencilla.
La oración de la estampa que
adjunto la compuso una chica del club Alcubierre de Zaragoza. De pequeña
pudo conocer a Maria Pilar y le pide por sus “asuntillos”, que siempre
le saca adelante. Se trata de una devoción particular, sencilla, pero
muy efectiva, pues Maria Pilar está siempre muy activa desde el Cielo.
Quería
recoger algunas frases que dijo o escribió en su último año. Su madre
la animaba en momentos de mucho dolor, y ella le decía: tú estás como la
Virgen, mirándome sufrir y sufriendo por dentro, pero yo estoy como
Jesús, clavada en la Cruz.
Escribía en el cuadernillo, con su letra
clara, frases sueltas como estas: "-Para ser santos tenemos que hacer
las cosas mirando a Dios. -Tenemos que vivir para Dios. -La verdadera
felicidad está en Dios. -Estamos hechos para Dios". Y se preguntaba:
"-¿Qué lugar ocupa Dios en mi vida?".
Sabía muy bien - porque lo
había aprendido- y así quedaba reflejado en su libreta: "-Nuestra
vocación cristiana es amar a Jesucristo". Por eso muchas ideas eran
sobre la oración. "-Hay que pensar un sacrificio para la Semana Santa.
Mi sacrificio es la oración. -Propósito: cada día un rato de oración y
escuchar al Señor en el fondo de mi corazón. -La oración no es solo
hablar con Dios, sino ver lo que me pide. -Hablar con Dios es hablar con
un amigo que te escucha".
Espero que la devoción a Maria Pilar –como
me ayuda a mí- pueda servir a muchas personas a encontrar a Dios en los
pequeños “asuntillos” de cada día.
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