(Reza y Trabaja)
Es decir, la vida del monje ha de ser de contemplación y de acción, como nos enseña el Evangelio.
Es decir, la vida del monje ha de ser de contemplación y de acción, como nos enseña el Evangelio.
Inspirado
por Dios, San Benito escribió un Reglamento para sus monjes que llamó "La
Santa
Regla" y que ha sido inspiración para los reglamentos de muchas comunidades
religiosas monásticas. Muchos laicos también se comprometen a vivir los
aspectos esenciales de esta regla, adaptada a las condiciones de la vocación
laica.
Algunas
recomendaciones de San Benito:
- La primera virtud que necesita un religioso (después de la caridad) es la humildad.
- La casa de Dios es para rezar y no para charlar.
- Todo superior debe esforzarse por ser amable como un padre bondadoso.
- El ecónomo o el que administra el dinero no debe humillar a nadie.
- Cada uno debe esforzarse por ser exquisito y agradable en su trato.
- Cada comunidad debe ser como una buena familia donde todos se aman.
- Evite cada individuo todo lo que sea vulgar. Recuerde lo que decía San Ambrosio: "Portarse con nobleza es una gran virtud".
- El verdadero monje debía ser "no soberbio, no violento, no comilón, no dormilón, no perezoso, no mourmurador, no denigrador... sino casto, manso, celoso, humilde y obediente".
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